lunes, 2 de mayo de 2011

Confiar o no confiar, he ahí el dilema!


La confianza hacia una persona que estamos conociendo sin duda alguna es algo que se logra obtener con los años, con la actitud que se le observe a esa persona.

La definición más correcta de confianza es, según la psicología social, es una hipótesis que se realiza sobre la conducta del prójimo.

Pero hasta que punto el ser humano puede sentirse confiado de los demás?

Recor
demos que desde pequeños hemos crecido escuchando estas frases: “No reciba ayuda de personas extrañas”. Y también la muy conocida frase: “Si un desconocido o extraño le ofrece orientación y ayuda, rechácela”.

Sería una necedad no aceptar que por muchos años hemos sido formados en una cultura de la desconfianza. Antes que enseñarnos a confiar y tener fe en nuestros semejantes, incluso los más cercanos y ligados a nuestros afectos, hemos sido formados para dudar y sospechar de ellos.

Los puntos de vista sobre la confianza en los demás siempre ha estado dividido: Pensaba el poeta Juvenal: “Confiar en todos es insensato; pero no confiar en nadie es neurótica torpeza”. Para Francois de la Rochefoucauld, es más vergonzoso desconfiar de los amigos que ser engañado por ellos. Sin embargo, para el dramaturgo norteamericano Tennessee Williams, debemos desconfiar unos de otros. Es nuestra única defensa contra la traición.


Confiar en los demás consiste en creer en lo que nos dicen y en lo que las personas desean transmitirnos sobre sí mismos, sus valores, actitudes, forma de ser, creencias, etc. Cuando confiamos en alguien, existe una mejor comunicación entre ambos y un mayor entendimiento, nos sentimos tranquilos a su lado y tenemos la sensación de no estar solos.

Por el contrario, quienes desconfían de las intenciones de quienes les rodean o de su amistad con ellos, son personas inseguras de sí mismas que no creen en sus propias capacidades ni en su posibilidad de ser querido o aceptado por otros.

He ahí la clave, la confianza en si mismo genera confianza en los demás, las personas que no confían en ellos mismos son incapaces de confiar en las personas que tienen a su alrededor, esto generan soledad, tristeza amargura y desilusión.

Es importante saber que la confianza inicia cuando nos sentimos seguros de nuestros valores y capacidades.

En tu interior nace la confianza, pero su crecimiento y evolución esta de la mano con el mantenimiento y las respuestas que podemos obtener de las relaciones que estamos iniciando. Es importante entender que la selección y cuidado de las personas que nos rodean es una responsabilidad que recae sobre nosotros mismos, y sobre todo darnos cuenta a tiempo de las personas que nos dan desconfianza.

Cuando se pierde la confianza el camino para recuperarla se hace difícil. Por lo tanto saber escoger con quienes mantenemos confianza y en quienes confiamos nos permitirá alejarnos de malos momentos y sinsabores. Es primario creer en la buena voluntad de las personas con las cuales iniciamos una relación, teniendo en cuenta que la confianza debe ser dada de forma cautelosa y progresiva.