viernes, 9 de enero de 2009

La enfermedad de Kawasaki.


A raíz de la muerte del hijos del actor John Travolta de tan solo 16 años Jett Travolta, y de enterarnos que padecia de una estraña enfermedad llamada Kawasaki, creo que es necesario que aprendamos un poco mas de la misma y asi conocer las causas, consecuencias y tratamiento.

La enfermedad de Kawasaki es un trastorno que afecta a la piel, la boca y los ganglios linfáticos y que típicamente se da en niños de menos de cinco años de edad. La causa de la enfermedad de Kawasaki se desconoce pero, si sus síntomas se detectan pronto, los niños afectados por esta enfermedad se pueden recuperar completamente en un plazo de pocos días. Pero si se deja sin tratar, puede evolucionar a graves complicaciones que pueden implicar al corazón.
La enfermedad de Kawasaki es bastante común en los Estados Unidos. Según la asociación americana del corazón, la enfermedad es una causa importante de la enfermedad cardíaca en niños. Diagnostican a cerca de 4.000 niños en los Estados Unidos cada año. La enfermedad de Kawasaki, junto con fiebre reumática aguda, es la causa principal de la enfermedad cardíaca adquirida en niños en los Estados Unidos y el Japón.

La enfermedad de Kawasaki se diagnostica más a menudo en Japón que en cualquier otro país. En EE.UU., los niños de origen asiático o asiático americano se ven afectados con mayor frecuencia que otras razas, aunque la enfermedad de Kawasaki puede darse en cualquier grupo racial o étnico.
La vasta mayoría de los niños que desarrollan la enfermedad de Kawasaki tienen menos de 5 años. La edad promedio de los niños afectados por la enfermedad es de 2 años. Los niños que la padecen duplican el número de niñas afectadas.

La enfermedad de Kawasaki generalmente se inicia con fiebre alta y persistente que supera los 39º C (102ºF) y usualmente llega hasta los 40º C (104ºF). Una fiebre persistente que dure por lo menos 5 días es considerada como un signo clásico. La fiebre puede durar hasta dos semanas y generalmente no desaparece con dosis normales de paracetamol (Tylenol) o ibuprofeno.

Otros síntomas frecuentes abarcan:
Ojos demasiado inyectados de sangre o rojos (sin pus ni supuración)
Labios rojos brillantes, con hendiduras o agrietados
Membranas mucosas rojas en la boca
Lengua de fresa, lengua con revestimiento blanco o con protuberancias rojas en la parte posterior
Palmas de las manos y plantas de los pies rojas
Manos y pies hinchados
Erupciones cutáneas en la parte media del cuerpo, sin apariencia de ampollas
Descamación de la piel en el área genital, en las manos y en los pies (especialmente alrededor de la uñas, de las palmas de las manos y de las plantas de los pies)
Inflamación de ganglios linfáticos (con frecuencia sólo uno de ellos se inflama), particularmente en el área del cuello
Inflamación y dolor articular, con frecuencia en ambos lados del cuerpo.

Los síntomas adicionales pueden abarcar:
Irritabilidad
Diarrea, vómitos y dolor abdominal
Tos y rinorrea.

El tratamiento bebe hincarse lo antes posible, idealmente durante los 10 días inmediatamente posteriores a la aparición de la fiebre. Generalmente, el tratamiento consiste en administrar gammaglobulinas (anticuerpos purificados) por vía intravenosa; las gammaglobulinas son un componente de la sangre que ayuda a luchar contra las infecciones. A veces también se administra una dosis elevada de ácido acetilsalicílico para reducir el riesgo de problemas cardíacos.

Aproximadamente el 80 por ciento de los niños que padecen la enfermedad de Kawasaki se recuperan totalmente una vez tratada la enfermedad. Si se detecta un aneurisma, los ecocardiogramas deberán repetirse periódicamente, a veces durante varios años después de la enfermedad. Es posible que algunos problemas cardíacos no sean evidentes de inmediato, por lo tanto es importante acordar citas de seguimiento con el médico si su hijo no se siente bien.

Existe el riesgo de desarrollar en forma temprana enfermedad de las arterias coronarias después de padecer la enfermedad de Kawasaki. Por lo tanto, las medidas preventivas como hábitos de vida saludables para el corazón y un seguimiento regular con un cardiólogo se deben continuar durante toda la vida del paciente.

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